Tras casi 10 años de preparaciones, las 4 ediciones de este festival han sido recipiente de encuentros, de éxitos, de fiestas, de estrenos y, ante todo, de suma de esfuerzos celebrando la pasión de todos los que han sido hasta ahora parte de nuestras filas: el teatro clásico.
El festival es la fiesta con la que queremos homenajear a quienes fueron parte de un periodo de bonanza en las letras. Con él, celebramos y agradecemos a autores y autoras que nos regalaron esas historias. Ficciones que al día de hoy, amén de las diferencias ideológicas y culturales, siguen resonando en la raíz de nuestra humanidad. Personajes que buscan la esencia de su existencia, que anhelan pertenecer a un mundo que les sobrecoge, que honran la amistad y por deseo pueden vencer monstruos o incluso a sí mismos. En una actualidad plagada de traiciones, abusos y violencia, la dramaturgia barroca viaja en el tiempo para dialogar con nosotros y recordarnos que los seres humanos somos los mismos. Que las ropas han cambiado, que la tecnología, hoy, nos determina y que la ideología que encuadra a la sociedad puede ser distinta, pero en el fondo, las pulsiones de libertad, amor, justicia y rebeldía son las que, tanto otrora como hoy en día, siguen marcando el pulso de nuestras andanzas.
Sor Juana Inés de la Cruz, M. Cervantes, Leonor de la Cueva, Lope de Vega, Tirso de Molina, W. Shakespeare, Marcela de San Félix, J.B.P. Molière, Juan Ruiz de Alarcón, Carlo Goldoni… Son solo la punta de un iceberg que, con cada año que pasa, se sigue revelando más grande. Autoras reveladas, textos anónimos rescatados, documentos que muestran la existencia de una comunidad tan vasta como genial. Cada quien, con su pluma única, nos legó una colección de letras con las que hoy en día los artistas de la escena continúan dialogando. A través de sus textos dramáticos, podemos atisbar el pasado casi como lo haríamos en diálogos con un historiador. Es esa mirada a otros tiempos la que les regala a creadores escénicos de todas las épocas y geografías la posibilidad de cuestionar su presente elevados sobre un puente imaginario que une ambos periodos. No queremos perder de vista nunca que este diálogo está enmarcado en escritos con una belleza formal sin igual.
Esta fiesta sigue y sigue, porque el festival es solamente una estación. Celebramos en cada montaje que ve la luz, en cada "hombres necios" que retumba, en cada acto heroico quijotesco, en cada refrán con el que creemos que citamos a nuestros abuelos… En fin, las letras barrocas serán celebradas por mucho tiempo y de miles de formas. Ésta es nuestra forma de decir, a través del tiempo: gracias.
Alguien que hizo de su vida una celebración, no solamente a la dramaturgia clásica sino al teatro mismo fue, sin duda alguna, el grande… grandísimo Guillermo Heras. Grande de corazón, de talento, de pasión, de conocimientos, de generosidad. No hay superlativo con el que podamos, siquiera acercarnos, a la enormidad de lo que él significó para la escena Mundial y en lo que a nosotros respecta al festival. Descansa en paz, Guillermo Heras, que lo mereces después de esa huella tan contundente que dejaste por tu paso.