CUENTO
1968-1978
O.I.
1
TÍTULO ORIGINAL: Los zapatos de fierro. Cuento para niños
en 13 capítulos.
TÍTULO EN OTRO IDIOMA:
FECHA DE CREACIÓN: 1978.
LUGAR Y FECHA DE PUBLICACIÓN: primera edición, Editorial
Grijalbo, México, 1983. Segunda edición, Fondo de Cultura
Económica, México, 1998.
CONTEXTO
ANECDÓTICO/RESUMEN:
CAPÍTULO 1.
El cuento comienza con la descripción de un pueblo pequeño
con un río, donde vivía un matrimonio muy pobre. En el río
solían verse barcas grandes y pequeñas de comerciantes,
viajeros de negocios o mujeres que se llevaban lejos a los jóvenes
del pueblo. El río unía las dos orillas pobladas y de una
a otra pasaba la gente en barcas.
El matrimonio pobre tenía tres hijas, la menor llamada María.
El padre era cazador y labraba la tierra, las hijas conseguían
yerbas para hacer sopa y la madre procuraba la comida a la familia. También
lavaban la ropa, un día diferente cada una de las hijas.
Un día que la hermana mayor lavaba, advirtió una lechuguilla
en el río, que describía figuras sobre el agua al desplazarse.
Quiso atraparla, pero la lechuguilla se escapó y ella no quiso
perder más el tiempo, pues había perdido tiempo y ropa,
que se habían ido al río cuando quiso atraparla. La segunda
hermana fue a lavar al día siguiente y le pasó lo mismo.
La madre estaba furiosa, consideraba a sus hijas estúpidas. María
iría al día siguiente y se prometió ser más
lista. Cuando fue a lavar, la lechuguilla la incitaba para que la atrapara,
pero ella la ignoró casi todo el día. Cuando llegaba la
tarde, la lechuguilla se acercó tanto, que María no tuvo
más que dar un manotazo y ya la tenía. Se convirtió
en un príncipe, que le dijo que estaba encantado y ahora que ella
lo había desencantado, tendría que irse con él a
su país, pero no debía decir nada a nadie; harían
creer que se había ahogado. María aceptó y el príncipe,
para llevarla de allí, se convirtió otra vez en lechuguilla
y se la llevó por el río.
CAPÍTULO 2.
Después de toda una noche, en la que María imaginaba el
dolor de su familia por creerla ahogada, llegaron al país del príncipe,
donde los esperaban una multitud muy alegre tocando trompetas, y el rey
y la reina del lugar.
CAPÍTULO 3.
El príncipe ayudaba a su padre a gobernar a su pueblo y María
tenía muchas criadas, así que no hacía más
que bordar ropa del bebé que ya venía en camino. Una noche
María soñó a su familia y se puso muy triste. Pidió
al príncipe ver a su familia, aunque fuera una sola vez. El príncipe
le confesó que su familia había muerto, la última
era su madre y ahora se encontraba tendida. Le concedió ir a su
casa, pero le pidió que no llorara, pues el encanto que lo volvía
lechuguilla todavía era vigente, podía revertirse y caer
sobre él. Ella lo prometió, aunque al ver a su madre muerta
y las tumbas de su padre y hermanas, soltó el llanto, lloró
mucho y besó la tierra de sus tumbas. Al regresar, su esposo lo
advirtió y ella se sintió un poco ofendida. Tomaron camino
de regreso; al llegar a su país, la lechuguilla no se convirtió
en príncipe y se fue flotando por el río.
CAPÍTULO 4.
María volvió sola al castillo y trató de amainar
su pena para no dañar al bebé que iba a nacer. Nació
bello y saludable. En la noche, el príncipe tomó forma humana
para pasear y abrazar a su hijo muy triste, hasta que los gallos cantaran
y los perros ladraran y sonaran las doce; en un estribillo decía
el príncipe que si esto no sucediera no dejaría de abrazar
a su hijo.
A la noche siguiente también el padre del príncipe lo vio,
mas ni él ni María podían articular palabra ante
el encantado.
A la otra noche el príncipe hizo lo mismo; entonces le dijo al
niño que era la penúltima noche que lo veía porque
se iría a la tierra de Irás y No Volverás. El rey
mandó matar a todos los gallos y a todos los perros; también
mandó parar todos los relojes. Cuando anocheció en medio
de una ciudad muy triste por tanta sangre animal, llegó el príncipe
y como no se oyeron las doce, los gallos ni los perros, no se fue y María
lloró de alegría.
CAPÍTULO 5.
La calma volvió al reino. El rey mandó traer pollos y cachorros
de perro y pronto se restableció el orden con los relojes compuestos.
María advirtió que el príncipe nunca se quitaba un
cinturón delgado. Insistió tanto para que se lo quitara,
que él la amonestó y le dijo que nunca más volviera
a hablar de ello. María entró en duda, y un día se
quedó despierta mientras él dormía y le aflojó
el cinturón. Se quedó estupefacta. El príncipe se
abrió en canal y allí adentro había un mundo pequeñito,
con sus ríos, su gente, casas y sus árboles. El príncipe
abrió los ojos y dijo a María que eso era la perdición
de ambos, porque ahora sí se iría al país de Irás
y No Volverás, y a ella le costaría calzar zapatos de fierro
si quería encontrarlo. Desapareció.
CAPÍTULO 6.
Todos en el reino se pusieron muy tristes y de luto. El rey investigó
dónde quedaba el país de Irás y No Volverás,
pero nadie lo sabía. María se calzó los zapatos de
fierro y se fue del reino como una peregrina, no sin antes encargarle
su hijo a sus suegros.
CAPÍTULO 7.
María fue a muchos países conocidos y desconocidos preguntando
por el país de Irás y No Volverás; nadie había
oído hablar de él. Para sobrevivir hacía trabajos
de todo y se vestía con lo que le regalaban. Llegó a un
desierto, donde después, dijeron, estaba el mar. Ante una casa
de madera pidió auxilio. Salió una vieja que era la madre
de la Brisa y le dijo que se fuera, pues si llegaba su hija se la comería:
era antropófaga. María rogó y rogó y la vieja
la dejó entrar prometiéndole que engañaría
a su hija, para ver si la ayudaba a encontrar el país que buscaba.
La madre preparó a su hija una gran cena que la Brisa consumió
con hambre, después le confesó que la había engañado
para que no se comiera a María y la ayudara a encontrar a su marido.
Pero la Brisa no había oído del país de Irás
y No Volverás. Le prometió a María llevarla con su
primo el Viento del Sur, pero él era más antropófago
que ella. A María no le importó y salió montada en
la espalda de la Brisa.
CAPÍTULO 8.
María llegó con la madre del Viento del Sur y se repitió
la escena como en casa de la Brisa. Llegó el Viento del Sur, que
comió lo que su madre le había preparado. Cuando terminó
le contaron la historia de María, pero el Viento del Sur no había
oído hablar del país de Irás y No Volverás;
sin embargo, la llevaría con su primo el Viento del Norte para
tratar de encontrar a su esposo.
CAPÍTULO 9.
Con el Viento del Norte pasó todo de la misma manera que en las
dos casas anteriores. El Viento del Norte no conocía el país
de Irás y No Volverás, pero la llevaría con el Pajarero,
donde acudían todos los pájaros del mundo que vuelan por
todas partes. María atisbó una luz de esperanza.
CAPÍTULO 10.
María partió con el Viento del Norte cruzando océanos
y montañas de hielo. Llegaron a un lugar junto al mar, donde había
multitud de jaulas y de perchas vacías, no había pájaros;
luego apareció el Pajarero, a quien María contó su
historia. El viejo le dijo que pronto llegarían los pájaros,
al atardecer, y preguntarían por el país que buscaba. Cuando
llegaron los pájaros María comenzó a preguntarles
a todos, pero ninguno había oído hablar ni conocido el país
de Irás y No Volverás. Faltaba un pájaro buitre,
el Nopo Rey, tal vez él sabría. El gran pájaro llegó
al último porque había comido mucho en la boda de un príncipe
que se había casado con la hija del rey en el país de Irás
y No Volverás. María, al oír eso, cayó desmayada.
CAPÍTULO 11.
María rogó al Nopo Rey que la llevara a ese país,
pero el pájaro había comido mucho, estaba muy pesado y no
podía volar. Rogó y rogó, entonces el pájaro
vomitó para sentirse más ligero y emprendieron el vuelo
no sin penas pues los zapatos de fierro pesaban mucho y el pájaro
perdía altura. Discutieron mucho porque el Nopo quería que
María tirara sus zapatos y ésta decía que era lo
único que tenía para recuperar a su marido. Por fin llegaron;
las parejas todavía bailaban. El pájaro la dejó en
la recámara nupcial. Allí María advirtió que
sus zapatos de fierro por fin se habían gastado y mostraban agujeros.
Se deslizó bajo la cama y se durmió.
CAPÍTULO 12.
María despertó por las risas de los recién casados,
que estaban prestos a acostarse. Cuando ambos se hubieron metido en la
cama, María hizo sonar tres palmadas y dijo con fuerza: “Los
zapatos de fierro se están rompiendo”. El príncipe
se cimbró; por el encantamiento no tenía memoria y esta
princesa había aprovechado la ocasión para casarse con él.
María hizo lo mismo tres veces; entonces el príncipe, que
trataba de recobrar su memoria, se asomó debajo de la cama y se
pegó con una mesa de mármol. Con el golpe recuperó
la memoria y alcanzó a María bajo la cama. Los dos se quedaron
allí llorando y haciéndose caricias. La princesa se dio
por vencida y se fue de allí, para dejar a los dos esposos reencontrarse.
Estaban tan emocionados que no se dieron cuenta de las muchas arrugas
que el tiempo había dejado en ellos.
CAPÍTULO 13.
El rey del país de Irás y No Volverás reprendió
a su hija por casarse con el encantado y cometer bigamia. Mandó
borrar todas las actas y dio a la pareja un barco para que regresara a
su país. María y su esposo se despidieron de todos y al
Nopo Rey le dieron una condecoración que el pájaro tiraría
al mar, pues no podía volar con peso. María le dio un beso
en el pico, a pesar de que comía carroña. Volvieron y al
poco tiempo murieron los padres del príncipe, pues ya estaban muy
viejos. El hijo del príncipe había sido educado para gobernar
y lo hizo en lugar de su padre. María y él se paseaban por
los jardines, recordaban su historia y querían escribirla, pero
no lo hicieron, por eso pasó de boca en boca hasta nuestros días,
tal vez un poco deformada y sin moraleja, con retratos de la naturaleza
humana en condiciones extremas y con una muestra de cómo la persistencia
del amor es un esfuerzo de voluntad, capaz de borrar años y distancias.
COMENTARIO:
El cuento narra las aventuras con lujo de detalles y poesía. Cada
capítulo está contado con palabras pulidas y cuidadas y
cada uno tiene también una estructura narrativa que hace que el
lector conserve el interés por las aventuras que se van desarrollando.
El autor utiliza un lenguaje poético y mágico, comprensible
para los niños.
1979-1989
O:I:
1
TÍTULO ORIGINAL: El pizarrón encantado. Cuento para niños.
TÍTULO EN OTRO IDIOMA:
FECHA DE CREACIÓN: 1985.
LUGAR Y FECHA DE PUBLICACIÓN: Libros del Rincón. Petra Ediciones.
1ª, 2ª, 3ª impresiones en 1988, 1992, 1996.
CONTENIDO
ANECDÓTICO/RESUMEN:
Éste es el cuento de Adrián y de cómo encontró
el pizarrón encantado y de las cosas que hizo con él. Todo
empezó así:
Adrián estaba de vacaciones y estaba jugando con sus amigos; terminaron
de jugar y entró a su casa. No encontró a nadie porque su
madre se había ido a buscar a su padre, que estaba enfermo. En
la mesa le dejó un recado que decía eso. Le recomendaba
que se portara bien y se fuera a la casa de sus tíos. Adrián
se quedó pensando en su papá, que era ferrocarrilero, y
como entró a una huelga para que le pagaran más, los soldados
los desalojaron, el papá perdió el trabajo y tuvo que irse
de bracero.
Adrián se fue a la casa de sus tíos, que era muy grande.
Los tíos lo recibieron muy bien: la tía, el tío,
sus tres hijos y doña Pompilia, una tía muy anciana. Los
tres primos ya eran viejos, de treinta años. La casa estaba llena
de roperos y espejos; también había un loro y tres gatos.
Los días se hicieron largos. Todas las tardes rezaban el rosario.
El primo Eduardo trabajaba en un banco; el primo Agamenón estudiaba
para payaso, cosa que a su padre no le gustaba; Titina tenía un
novio a quien también ponían a rezar.
Un día Adrián estaba jugando con los gatos y fue a dar al
sótano; allí encontró muchas cosas, entre ellas,
el pizarrón. Éste cambiaba de colores cuando Adrián
lo miraba. El niño tomó un gis y escribió GATOS;
éstos aparecieron maullando como para prevenirlo, pero ya Adrián
borraba la G y ponía una P, ahora decía PATOS. Los tres
gatos se convirtieron en patos y salieron volando. Adrián se asustó
mucho pero tuvo la idea de poner todo igual y borró la P. Los patos
se convirtieron en gatos. Así comenzó a cambiar las palabras:
REZOS por BESOS, entonces todos se daban besos en lugar de rezar el rosario.
LORO por TORO y MORO. TRABAJO CIRCO para ayudar a su primo. ENSALADA DE
BURROS por ENSALADA DE BERROS y así, hasta que se le ocurrió
cambiar la situación de su familia. Primero puso la situación
actual PAPÁ SIN SALUD DE BRACERO Y EN POBREZA CON TRABAS PARA SU
VUELTA y como el pizarrón no podía hacer cambios repentinos
de tantas letras, poco a poco fue cambiando las letras hasta quedar: PAPÁ
CON SALUD DE ACERO YA REGRESA CON SU TRABAJO DEVUELTO. El pizarrón
le concedió lo que pedía, sus padres regresaron contentos
y encontraron a su hijo más feliz. Los tíos buscaron el
pizarrón pues sabían que las travesuras eran obra de éste
y el niño, pero no lo encontraron porque Adrián escribió
PIZARRÓN INVISIBLE y el pizarrón desapareció a la
vista, no así al tacto. Adrián lo guardó en su maletita
y lo llevó con él para seguir haciendo feliz a la gente.
COMENTARIO:
El autor suele escribir cuentos para niños desplegando su imaginación
fructífera. En este cuento la magia del pizarrón sirve para
hacer travesuras pero también para dar felicidad. Lo que nos dice
el cuento es que la inocencia y la imaginación de los niños
son un tesoro que debe hacer felices a los adultos. Se debe cuidar esta
imaginación y darle a los niños cuentos en los que la magia
toma el lugar de la utopía. Los buenos deseos son formas de concretar
en el futuro cosas prácticas. |