EL BURIL DE UN PUEBLO

El último bloque de las obras datadas por los autores en los años de la Revolución Mexicana de 1910, comprende cuatro textos, cuyos temas tratan de artistas que produjeron su arte y vivieron en un periodo que abarca los fines del siglo XIX y principios del XX, como Guadalupe Posada, Ramón López Velarde, Clemente Orozco y Silvestre Revueltas.

La primera de estas cuatro es El buril de un pueblo de Roberto Quevedo, organizada en un acto y nueve cuadros. Con dieciocho personajes y muchas calaveras, la acción está ubicada en la ciudad de Aguascalientes, pide un escenario al aire libre, con varios desniveles. Debe considerar también una entrada de casa vieja junto a una iglesia. La obra deberá escenificarse preferentemente de noche. Las fechas en que se desarrolla la acción son: 1871 y 1913.

En los varios cuadros de la obra se suceden escenas que tienen que ver con tipos mexicanos populares de principios de siglo, sus costumbres y la solidaridad de nivel social que ayuda a enfrentar la presión de las clases dominantes. Sin embargo, cuando se da el encuentro de un filicida con su antiguo conocido, el Valedor (de nombre Dionisio Pérez), el matón lo amenaza pero el valedor lo sorprende y lo mata. Los amigos del matón dan muerte al valedor. Entre escena y escena, las calaveras bailan y cantan.

También aparece el personaje de José Guadalupe Posada cuando era joven, para dialogar con el Valedor y con el filicida. A este último le reprocha haber matado a su hijo. A Posada le anuncian la inesperada muerte de su padre, por asesinos del bando conservador. En la penúltima escena, Posada es representado después de cuarenta y dos años, viejo y pobre. Durante la Decena Trágica es herido y muere por falta de atención. La calavera Catrina espera por él y se lo lleva. Las calaveras actúan entre uno y otro cuadro y al final cantan y bailan con mímica exagerada al son de música popular. El dramaturgo también hace aparecer a un voceador como puente o pivote entre las escenas.

La obra representa algunos de los muchos casos periodísticos, cuentos o sucesos naturales, que el grabador Posada ilustró en los periódicos o publicaciones en los que trabajó, con Tipos como la "ardillera" (prostituta), el charro, el político, el joven liberal, el gritón, el valedor, la tortillera, los matones, los viejos y el joto. De su vida personal, sólo aparece en los dos momentos anotados en el párrafo anterior.

En una didascalia inicial el autor dice: "Obra histórica relativa a la vida de Guadalupe Posada, acompañada por hermosas y finas calaveras del lírico popular oaxaqueño Constancio C. Suárez, con bonitos grabados de José Guadalupe Posada, intercalados en el texto, arreglada para recreo de la juventud." Roberto Quevedo hace una alegoría popular, una fiesta de calaveras para diversión de los jóvenes que no incluye toda la vida de Posada, sino tan solo la inspiración de su obra por el contacto que tenía con la gente.

En la didascalia anotada, el dramaturgo pone junto a Posada a Constancio C. Suárez, quien también trabajó la línea caricaturesca, escribiendo versos, cuentos y crónicas, y a quien no se le da importancia en las historias canónicas sobre Posada, (como en el caso de la edición facsimilar que en homenaje al grabador, realizó el taller de Artes gráficas de Oaxaca en 1991). 145 Tampoco se menciona a otro grabador importante que llega a confundirse con Posada: Manuel Manilla, quien es el autor de la famosa Calavera zapatista y Calavera huertista, entre otras,146 atribuidas erróneamente a José Guadalupe Posada.

En la diégesis de la obra de Roberto Quevedo, la lucha libertaria y la Revolución, aparece aludida cuando el padre muere a mano de los contrarios de los liberales y cuando muere el propio Posada en pleno 1913, año de la Decena Trágica y del hambre que pasaron los habitantes de la ciudad de México por el golpe huertista. El dramaturgo pide que las calaveras sean caracterizadas como los grabados de Posada, para que el público las identifique con ellos.


145 Frances Toor et alt, Las obras de José Guadalupe Posada, grabador mexicano. Con introducción de Diego Rivera, Publicada por Mexican Folkways, Talleres gráficos de la Nación, México, 1930, Edición facsimilar de Ediciones Toledo, INBA, Instituto Cultural de Aguascalientes, México, 1991.

146 Las calaveras vivientes de José Guadalupe Posada, 200 grabados de Guadalupe Posada y 12 de Manuel Manilla, Selección, prólogo y comentarios de Carlos Macazaga Ramírez Arellano, Editorial Cosmos, México, 1976.