Rosalba Topete Torre


Directora de Comunicación, Relaciones Públicas y Medios.



De niña soñaba con ser artista: actriz, cantante, bailarina, lo que fuera pero ser artista. Una estrella. Que cuando yo pisara un escenario la gente se conmoviera por mi destacada participación y sobresaliente talento. Que representara a mi país y a mi género por todo el mundo. Que mi familia estuviera orgullosa de mi.

Pero no, no me tocó ser ésa. Me tocó nacer en una familia de artistas, músicos, compositores, intelectuales, escritores y genios. Mi mamá, por ejemplo, es una eminencia y una figura muy respetada por generaciones y generaciones de la Facultad de Derecho de la UNAM, posteriormente hizo varias especialidades relacionadas con el Desarrollo Humano, la Tanatología y la búsqueda del sentido de vida. Mi papá es el hombre más inteligente que conozco, es Ingeniero Industrial, tiene una Maestría en Planeación y hace nueve años ganó el primer lugar en un concurso (nivel genios), escribiendo un libro titulado "¿Normalización? ¡Cáspita! ¿Qué es eso?". Su libro fue una herramienta fundamental para la elaboración de la "Norma Mexicana para la Igualdad Laboral entre mujeres y hombres", y actualmente está haciendo un Doctorado. De mi hermano ni hablamos, es además de talentoso, inteligente y guapo, el alma musical más sensible y brillante en este mundo, y no lo voy a discutir.

A mi me tocó ser *redoble* Publicista, la señora de mi casa y mamá de tres niñitos. La mejor hija que puedo, la hermana más hermanable y amiga por vocación. Aunque soy un crack en ventas y relaciones humanas (que no es lo mismo que relaciones públicas, eso está súper out), tengo una próspera empresa y otros tipos de habilidades, pues no nací elegida para ejecutar el arte (hasta ahora).

Muy alta para ser bailarina, muy ordinaria para ser pianista, les juro por mi vida que doy mi 200% todos los días en la regadera cantando bonito pero aún así se escucha feo. Con alegre resignación entendí con el tiempo, que lo que me quedaba era pagar gustosa el mejor asiento en un teatro para disfrutar la genialidad de otros y descubrir lo afortunada que soy por ello.

Pero como los sueños sueños son, la vida me unió a tres almas talentosas, locas e increíbles, que me han enseñado que la única mala idea, la peor, la nefasta, es aquella que no se hace. Me enseñaron a saltar al vacío, me mostraron que salen alas y volé.

Soy feliz de participar en este proyecto tan bonito y me siento infinitamente agradecida con la vida por la oportunidad de ser y crecer rodeada de personas increíbles que me hacen brillar junto a ellos. De pronto tuve una misión. De pronto nací para algo más. Y por lo menos, una vez a la semana cuando trabajamos codo a codo y nos abrazamos, me vuelvo artista. Estoy convencida que estoy en donde tengo que estar, haciendo lo que tengo que hacer y así, fortalecida en mis recursos y talentos, acepté gustosa subir a este barco.

Mi nombre es Rosalba Topete, pero me llamo Ro (yo a mi) y soy procuradora de corazones en general, de fondos, patrocinios y coordinadora de redes sociales en particular, del Primer Festival de Teatro Clásico MX.