Teatro
Proveniente de una familia de personalidades involucradas en la diplomacia, las artes y la ciencia, Pilar Pellicer creció en un ambiente propicio para desarrollar su sensibilidad artística y, junto a su hermana Josefina (Pina), se adentró en las artes escénicas.
Pina, imaginativa y audaz, dio los primeros pasos en el mundo del teatro y el cine; en 1957 se integró al grupo Poesía en Voz Alta, y actuó como Catita en la obra de Elena Garro Un hogar sólido. Ver a su hermana menor en esa propuesta de teatro renovado que fue Poesía en Voz Alta hizo que Pilar dejara la danza definitivamente y se concentrara en la actuación.
Su primera obra de teatro fue Anna Karenina, bajo la dirección del maestro Seki Sano, con quien ella y su hermana tomaban clases de actuación. Pilar pertenece a una generación de profesionales de la escena que dio prioridad a la formación académica. En 1957, se inscribió en la Escuela de Arte Teatral del INBA y se unió al grupo de teatro universitario de la Facultad de Filosofía y Letras, dirigido por Fernando Wagner.
Su talento y personalidad le aseguraban un lugar en el teatro nacional, pero ella decidió seguir estudiando. En 1960 viajó a Francia, apoyada con una beca del Instituto Francés para América Latina, para estudiar arte dramático en la Escuela de Teatro Nacional Popular, y se inscribió también al taller de la maestra Tania Balachova. Su estancia en París se prolongó por seis años en los que maduró como actriz y mujer; se casó con el escultor James Metcalf y tuvo a su hija Ariane. En 1966, regresó a México para participar en una película: Pedro Páramo. Audicionó y consiguió el papel de Susana San Juan; a partir de entonces, su presencia en el cine fue constante y la obligó a alejarse un poco del teatro.
Sin embargo, su presencia en los escenarios fue recurrente: trabajó con diferentes directoras y directores como Nancy Cárdena, Rafael López Miarnau, Dagoberto Guillaumin e Ignacio Retes.
En los años ochenta, se lanzó a producir sus propios montajes y llevó a escena al menos tres obras: La Loba de LilIian Hellman, El león en invierno de James Goldman y Los caracoles amorosos de Hugo Argüelles.
En los noventa, su participación en teatro se volcó hacia los espectáculos de poesía y música en los que intervino como actriz y productora.
Su última actuación se llevó a cabo en 2015 con la obra Bajo la mirada de las moscas, de Michel Marc Bouchard, dirigida por Boris Schoemann, con la que celebró cincuenta y cinco años de trayectoria.