Historia del teatro principal de México

Historia del Teatro Principal de México

Manuel Mañón

Prólogo: José Sánchez Azcona


CONACULTA / INBA
México, 2009
470 p.



En el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia de México y de la conmemoración del 75 aniversario del Palacio de Bellas Artes, la reedición en facsimilar de la Historia del Teatro Principal de México, de Manuel Mañón (1884-1942), pone al alcance de los estudiosos de hoy un impresionante seguimiento de los espectáculos que, a lo largo de sus casi dos siglos de existencia, se presentaron en el Teatro Principal de la ciudad de México, desde 1753 en que, como Coliseo Nuevo, lo inaugura el virrey Revillagigedo; pasando por su renacimiento, desde 1826, con el nombre de Teatro Principal; hasta el incendio que, en 1931 redujo a escombros el escenario por el que desfilaron los más reconocidos artistas nacionales e internacionales de la época. Cuando desapareció el Gran Teatro Nacional por su demolición en 1901, el Principal pasó a ser el primer teatro de la capital, pues aun cuando existían el Arbeu y el Renacimiento, ninguno de éstos pudo, por su situación, condiciones ni tradición, disputarle la primacía al antiguo coliseo de los virreyes y así, con esa categoría, nos dice Mañón, vio los albores del nuevo siglo. El cronista revisa archivos y hemerotecas, recaba y transcribe documentos (reglamentos, presupuestos, críticas y artículos de periódicos y revistas, manifiestos, cartas, libretos, programas y carteles), reúne testimonios, relata anécdotas y, armado con sus propios recuerdos y experiencias como autor y arreglista teatral del género lírico, elabora una fuente de referencia que, más allá de la monografía de un edificio teatral, nos dota de una memoria sobre la vida teatral y social del México decimonónico y de las primeras décadas del siglo XX. Los capítulos, ordenados cronológicamente, se articulan en tres partes: la primera comprende temas generales sobre la vida teatral en la ciudad de México a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII; la segunda está destinada al siglo XIX y la tercera y última, al siglo XX; todas, ilustradas con una copiosa iconografía con imágenes de personalidades de la época (figuras públicas, empresarios, autores, actores, músicos), estampas de la vida cotidiana de lugares y de eventos relevantes, elencos y compañías de los espectáculos representados en el “más popular de nuestros teatros metropolitanos”, como califica Juan Sánchez Azcona, en su Prólogo a la edición de 1932, al Teatro Principal, también conocido como Capital de la Tanda.