Jefe de redacción de la revista Mefistófeles
Mefistófeles
Revista semanal de espectáculos
Fundada por el español José María Sánchez García, fue una de las primeras revistas especializadas en reseñar los eventos teatrales y cinematográficos de la época. Se mantuvo en circulación entre 1917 y 1919. El primer número se publicó el 17 de febrero con Armando de Maria y Campos como jefe de redacción. Ubicadas sus oficinas en la Primera de San Juan de Letrán nº 15 (Edificio del Cable) de la Ciudad de México, consignó su costo en diez centavos por ejemplar de quince páginas, incluyendo las planas con información, portada, contraportada y dos más de publicidad a página completa.
Desde su primera plana saludó cordialmente a la prensa y al público. Definió su perfil al asumirse como una revista que “no se propone nada, viene con cerebro joven a conquistar terreno palmo a palmo”. Apegándose a éste, contaban con secciones fijas. Una era la de creación literaria que incluía poemas breves inéditos como “Cuando la tarde era todo silencio y oro” de Carlos Pellicer, que formaba parte del libro en preparación Poemas del mar y las horas, en el número 1; o, en el número 10, “Los episodios inútiles” contenido en La hermana de mi novia de la autoría de Armando de Maria y Campos que estaba en proceso de publicación. Otras secciones eran “Para las damas” (consejos de moda y belleza), “Ferias olímpicas” (sobre deportes) y los directorios cinematográfico y teatral que consignaban nombres y direcciones de actores, actrices, cantantes, bailarines y partiquinos, así como las carteleras de cine y teatro.
Las secciones que sustentaban la revista eran “Lea sobre cine” y “Crónicas teatrales”, firmadas por Salustiano y el señor Polichinela. Por los temas, se presume que eran los seudónimos empleados por José María Sánchez García –pionero de la crítica cinematográfica en México– y Armando de Maria y Campos, aunque en varios números, las crónicas aparecieron firmadas por Clari-Donoso, Artemio o Crispin. A ellas se sumaba “Entrevistas en un acto” (a actores, primeras actrices y empresarios con obra en temporada o de próximo estreno) a cargo de Artemio.
Hasta su número 13, la revista estaba en búsqueda de una identidad: incluían o eliminaban colaboraciones y cambiaban el nombre de algunas secciones. Por ejemplo, se abrió el espectro de la sección literaria al incluir avances de novelas, cuentos, escenas de obras de teatro o artículos breves escritos por empresarios teatrales como “Vals triste” de Eduardo Arozamena, en el número 3. “Crónicas teatrales” se transformó en “La semana teatral” y la sección de cine cambió a “Cines”. Se incluyeron también artículos sobre las películas en cartelera y se crearon las secciones “Crónicas españolas” –que informaba sobre los acontecimientos en los tablados madrileños– y “Teatro en los Estados”, firmadas por Alejandro Miquis y Gerineldo, respectivamente. Los directorios desaparecieron y la anunciada colaboración de Enrique de Olavarría y Ferrari con su Reseña histórica del teatro en México se limitó a una entrega incluida en el número 4.
A partir del ejemplar 14, la revista cambió su portada alternando fotografías de actrices y actores –Virginia Fábregas, María Tereza Montoya, Mercedes Navarro, Salvador Arnaldo o Ricardo Beltri, por ejemplo– con las de políticos como César López de Lara, gobernador del Distrito Federal o Pascual Ortiz Rubio. Esta tendencia se inició con la publicación de la imagen de Venustiano Carranza como presidente electo, en su número 12 del 5 de mayo de 1917. Su registro como artículo de segunda clase por el servicio de correo indica que ya se distribuía en varios estados de la República Mexicana.
En los últimos doce números de su primer año, mantuvo sus secciones fijas: “La semana teatral”, “Cines”, “Entrevistas en un acto”, “Ferias olímpicas”, la literaria y las carteleras de cine y teatro, agregando el “Cancionero de Mefistófeles” (en la que aparecían artículos sobre el teatro en España firmados por Jacinto Benavente), “Mundial del humor”, “Miscelánea”, “Coletas y cuernos (Toros en España y México)” y, de acuerdo con los tiempos que corrían, la titulada “Teatro de la guerra” que informaba sobre el estado del teatro durante la Primera Guerra Mundial.
La edición facsimilar que se reseña corresponde a los veinticinco números publicados entre el 17 febrero y el 4 de agosto de 1917. Constituyen un excelente ejemplo sobre la contribución de Mefistófeles a los campos teatral y cinematográfico. Invaluables como fuentes de consulta para comprender el imaginario artístico de su época, son al mismo tiempo, material de lectura gratificante.
Jovita Millán
Ciudad de México, agosto de 2017
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