Promotor de Teatro del aire

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A mediados de la década de los treinta, la radio se había consolidado como el medio de difusión por excelencia y su poder de penetración fue aprovechado por los empresarios para promover sus productos. Asimismo, el Partido Nacional Revolucionario lo consideró ideal para dar a conocer sus proyectos y tesis políticas, para lo cual, el primero de enero de 1931 lanzó su estación XEFO. En 1936, a petición del presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PNR Antonio Villalobos, Armando de Maria y Campos se hizo cargo de las estaciones XEFO (onda larga) y XEUZ (onda corta).

Al tanto del éxito que el Teatro del aire tenía en Europa, Estados Unidos y Chile, y convencido de la importancia de hacer llegar al público obras de teatro adaptadas o escritas especialmente para la radio, el 26 de mayo de 1936 inauguró la llamada Temporada Teatro para oírse con la obra Una que pasa de Jacques Chabannes con las voces de Matilde Palau y Miguel Ángel Ferriz, convirtiéndose en el pionero de esta nueva forma de hacer teatro.

Durante esta primera temporada, que se prolongó hasta junio de 1938, los martes, jueves y sábados se transmitieron más de cien obras –con duración de 15 minutos– de autores nacionales y extranjeros. Así, marcaron un hito la primera obra de teatro radiofónica mexicana No hay más que una cama de Carlos Larrauri presentada el 11 de junio de 1936, y la incursión en este género del mismo don Armando con El último recurso (consignada en la programación como Cosas grandes pequeñas palabras), Me juego la cabeza (23 de junio y 24 de septiembre de 1936) y Madre nuestra que estás en la tierra (10 de mayo de 1937).

Superando las dificultades presentadas por irregularidades como los repentinos cambios de horario e incluso cancelaciones, el 15 de marzo de 1939 se lanzó una segunda temporada a través de las nuevas estaciones del partido: XEDP (onda larga) y XEXA (onda corta), dependientes del Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad (DAPP), creado en 1937 para diseñar y ejecutar la política de comunicación social del gobierno mexicano.

La primera parte de la nueva temporada, llamada Temporada de invierno, arrancó el 28 de octubre de 1938 con Tres hombres al espacio de Carlo Manzini y se prolongó hasta el 4 de enero de 1939, tiempo en el que se presentaron otras nueve obras, entre ellas Noche de angustia en Cananea de José Manuel Ramos. La brevedad del repertorio obedeció a su transmisión dos veces a la semana (miércoles y viernes a las 21:00 horas), aunque la duración de las obras se incrementó hasta los 25 minutos.

El 15 de marzo de 1939 se inauguró la segunda parte de la temporada denominada Temporada de primavera con Amores de la reina Anassiomene de Carlo Manzini y fue clausurada por Medianoche de Georges Barbarin el 31 de mayo.

Para entonces, la participación de autores mexicanos se había incrementado notablemente gracias a una convocatoria: destacaron las participaciones de José Manuel Ramos (Irresponsabilidad, 28 de abril), Xavier Villaurrutia (Ha llegado el momento, 17 de marzo), Rodolfo Usigli (Sueño de día, 14 de abril), Celestino Gorostiza (Tres amores desgraciados, 11 de marzo) y Armando de Maria y Campos (De cualquier manera, 19 de mayo).

En 1940, se anunció la Temporada de primavera con un ciclo histórico (los lunes a las 21.00 horas), en el que sólo se transmitieron tres obras: El mito de Quetzalcóatl, La conjura de los Ávilas y El abrazo de Acatempan. Incluso anunciaron el próximo estreno de La heroína Insurgente de Armado de Maria y Campos. Sin embargo, la temporada fue cancelada debido a la desaparición del DAPP, la asignación de las emisoras a la Secretaría de Gobernación en diciembre de 1939 y el retiro del presupuesto a los programas.

Tras una pausa de cuatro años, en 1944 don Armando fue nombrado gerente de la XEB, puesto que dejó poco después para desempeñarse como jefe de prensa del Comité de la campaña presidencial de Miguel Alemán.

Fiel a su costumbre de registrar puntualmente los acontecimientos, su actividad radiofónica no fue la excepción: escribió sendos volúmenes que dan cuenta no sólo de sus programas sino del estado del teatro radiofónico en el mundo, ampliando su campo de acción a temas entonces vigentes, como la guerra mundial.

Entre estas publicaciones destaca la serie integrada por Teatro del aire (1937), Periodismo en micrófono (1938) y Nuevas crónicas sobre Teatro del aire (1941) que permiten, hoy en día, aproximarse a una de las etapas coyunturales del desarrollo de la radiodifusión en México y el mundo.